Ahora que nos contamos

Vivimos un momento único para el cuento. La blogosfera nos acerca y cada vez somos más los que participamos en esta vorágine de lecturas. Nos leemos y comentamos. Aquí encontrarás textos para la reflexión y mentiras, muchas mentiras adornadas de realidad...

También he querido hacer mi pequeño homenaje a esos autores a los que tanto debemos, su influencia pesa sobre nosotros y nos hace crecer.

Puedes participar con tus comentarios si lo deseas porque, ahora que nos contamos tantos cuentos..., es el momento.

Espero que el resultado valga la pena y que te sientas a gusto entre estas páginas.

20/9/11

El habitáculo dorado

—¿Te apetece una sesión de sexo? —Dijo Sara a Simón mirándole fijamente, casi sin expresividad
—Simón sin desviar la vista de la pantalla   en la que trabajaba le contestó: —En cinco minutos estoy allí, ve preparándolo tú.
Sara se dirigió a la cueva dorada que había en medio de su enorme habitación y se sentó cómodamente en su interior. No quiso comenzar sola, era más insípido, por lo que esperó la llegada de Simón para poner en funcionamiento el revolucionario sistema, lo último en sexo.  ¡Cómo les hubiera gustado un aparatito de estos a sus tatarabuelos! —Pensó mientras se estiraba y acomodaba lentamente. Debía de ser tan asqueroso eso de tener contacto físico. Por suerte los tiempos cambiaban y ahora las enfermedades venéreas eran inconcebibles.
Simón entró despacio en la cueva y se sentó enfrente de Sara, en unos segundos ambos se iluminaron al tiempo que transmitían toda su fuerza al otro. A los veinte minutos la luz se apagó.
 —Qué paz. —Musitó Sara
—Nada como una buena sesión de sexo para descargar tensiones. —Agregó Simón al tiempo que salía del interior de la cueva.

12/9/11

JUEGA CONMIGO

         
El día había sido largo, la noche anterior durmió tres horas escasas ya que el bebé de apenas ocho meses no paró de llorar, esto hizo que su jornada laboral de ocho horas le pareciera de dieciocho. los papeles se le amontonaban en la mesa y decidió discernir entre los que tenían prioridad, por eso el proyecto que debía entregar a las ocho de la mañana del día siguiente lo dejó a una lado y cuando llegó la hora de marcharse no tuvo más remedio que llevárselo a casa.
Ahora el cansancio era agotador, pero no había tenido otro momento en todo el día, los niños dormían por fin, y aunque los párpados se le cerraban, sabía que no podía abandonarse al sopor.
Encendió su ordenador y se preparó una taza de café mientras el sonido de su portátil le indicaba que todo estaba preparado para que fuera utilizado. Se sentó frente a la pantalla mientras bebía un sorbo de su taza humeante.  El proyecto lo tuvo espabilado durante algunas horas, entretenido en su trabajo el tiempo pasaba deprisa, miró su reloj y vio que ya eran las dos de la mañana, sí lo imprimía ahora tendría cinco horas para dormir siempre que los niños no se despertaran. Conectó la impresora y se dispuso a ello, las hojas comenzaron a salir disparadas, las recogió y comprobó con estupor que ese no era su trabajo, ese no era el proyecto que le había tenido entretenido cuatro horas, ¿qué pasaba? Miró la pantalla, todo seguía bien, ahí estaba su proyecto, ¿por qué la impresión no coincidía? Desesperado se dispuso a cancelar la impresión e irse a dormir. Lo copiaría en un pen drive y al día siguiente en la oficina lo imprimiría tranquilamente. Su impresora era un cacharro inútil que debía cambiar con urgencia. Sí, eso era lo mejor que podía hacer, irse a dormir, por la mañana seguro que las cosas saldrían mejor.
 Cerró el programa y apago el sistema al tiempo que se levantaba con su taza ya vacía, iba a bajar la pantalla del ordenador cuando algo llamó poderosamente su atención. Un destello salió de ella iluminando la habitación, se detuvo cauteloso ante esta sorpresa y la miró atentamente, en ella comenzaron a aparecer grandes letras brillantes que decían: "JUEGA CONMIGO, JUEGA CONMIGO, JUEGA CONMIGO, JUEGA CONMIGO..."