Ahora que nos contamos

Vivimos un momento único para el cuento. La blogosfera nos acerca y cada vez somos más los que participamos en esta vorágine de lecturas. Nos leemos y comentamos. Aquí encontrarás textos para la reflexión y mentiras, muchas mentiras adornadas de realidad...

También he querido hacer mi pequeño homenaje a esos autores a los que tanto debemos, su influencia pesa sobre nosotros y nos hace crecer.

Puedes participar con tus comentarios si lo deseas porque, ahora que nos contamos tantos cuentos..., es el momento.

Espero que el resultado valga la pena y que te sientas a gusto entre estas páginas.

19/7/12

Un nuevo día



Claudia pensó una vez más que no pertenecía a ese sitio. Hacía tiempo que no le apetecía hacer nada. En el instituto cada vez iba peor y para colmo, había visto a Richard enrollándose con una desconocida. Podía ser dolor lo que sentía pero ella sabía que era algo más, insatisfacción. Escuchar rap era lo único que le consolaba en aquellos momentos. Los poetas del siglo XXI la trasladaban a ese mundo soñado que ansiaba con sus canciones protesta repletas de carga emocional. Se bebió un café con leche y salió disparada al instituto. Nada había cambiado, todo era exactamente igual que siempre. Aquella apacible vida la estaba matando, quería emociones y allí no las encontraría.
Aquél día al igual que en los últimos meses no se pudo concentrar en nada, a cada momento su mente la trasladaba un único mensaje: “este no es tu sitio”, “tú no perteneces a este lugar”, “debes buscar tu lugar”. Era horrible, si continuaba así iba a volverse loca. Debía hacer algo y rápido, todo le asqueaba, el lugar, la gente, sus amigas ya no parecían tan buenas y los chicos, eran tan decepcionantes… Al terminar las clases caminó despacio hacia su casa, no tenía intención de llegar temprano, allí tampoco estaba muy a gusto, últimamente la relación con su padre no era para tirar cohetes. ¡Quizá pudiera hacer algo diferente! Siempre había sido buena estudiante pero ahora… La desidia era total. ¡Para qué tanto esfuerzo! Se preguntaba a menudo.
Cuando llegó a casa supo de inmediato que no era el momento adecuado para plantear ningún tema. Sus padres discutían, ¡era el colmo! Su padre se marchó dando un portazo a la puerta y Claudia no pudo más, cogió sus pocos ahorros y salió de casa dispuesta a no volver. En su deambular por la ciudad se encontró con un pintor y se paró embelesada a mirar los retratos que se hallaban expuestos. Ni por un momento hubiera pensado hacerse uno, pero de repente, ante la  mirada profunda de  aquel artista no supo moverse y, olvidándose de que el dinero que llevaba eran sus pocos ahorros para comenzar una nueva vida, se sentó dispuesta a ser retratada. El pintor no paraba de hablar. Hablaba de sus amigos, de lo enriquecedora que era la amistad, de la suerte de tener en quien confiar, del verdadero sentido de la vida, de la lucha por vivir haciendo lo que te gusta. Y aunque Claudia en un primer momento receló, aquello le hizo pensar. Cuando estuvo terminado su retrato Claudia lo miró y no se vio en él, era completamente diferente la imagen que aparecía y sin embargo, estaban los ojos, sus mismos ojos dentro de una cara triste. ¡Esta no soy yo! Increpó al pintor con soberbia. Sí lo eres, le dijo el desconocido, pero todavía no lo sabes, estás en el camino de serlo, aunque, si quieres lo puedes cambiar. Tú decides. Y se marchó recogiendo su trabajo y dando la espalda a una Claudia dubitativa que con el cuadro entre sus manos y en contra de lo que pensaba hacer, se dio media vuelta y volvió a su casa. Algo dentro de ella había cambiado.
Durante un tiempo se dedicó con ahínco  a buscar, no sabía exactamente el qué.          Cuál será mi camino. Se preguntaba a menudo. Estaba tan perdida… A pesar de todo era tenaz y no se rendía. Pensó que debía salir de su entorno, conocer lugares, personas, viajar era la solución para buscar lo que ansiaba pero… No disponía de medios para ello.  Entonces fue cuando comenzó a probar con todo lo que aparecía en su camino. Sin embargo, fue inútil, no consiguió encontrar lo que buscaba, hasta que concluyó con que nunca encontraría  sentido a su vida.
Cansada de buscar, se sentó intentando reflexionar y…  Ocurrió algo que nunca antes le había sucedido, escuchó su propio silencio, y se  sintió tan bien que decidió escucharse todos los días. Aprendió a conocerse y su vida resultó mucho más atractiva. Dedicarse unos minutos al día a sí misma le proporcionó unas riquezas que antes ni tan siquiera sospechaba que pudieran existir. Supo ver la belleza que se escondía en tantas cosas, en tantas personas… Aparecieron tesoros en los que nunca había reparado, el mundo parecía otro, todo era diferente. Creyó reconocer ahora la verdadera amistad y el verdadero sentido de todas las cosas. Todo estaba allí, dentro de ella, siempre había estado. En ese momento, por fin, se sintió capaz de ser lo que quisiera ser e instantáneamente supo ver lo que quería. Era tanto lo que podía dar y recibir a cambio Y era tan gratificante para ella, como la sensación de que por primera vez en su vida algo realmente importante estaba sucediendo.
Cogió lápiz y papel y las historias comenzaron a surgir. Su vida por fin tenía sentido. En ese momento se acordó del cuadro, lo miró y descubrió que no era el mismo, ahora podía ver un rostro que brillaba de felicidad, era el mismo brillo que se reflejaba en su mirada.

4 comentarios:

  1. Gracias, lo hice pensando en una buena causa

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  2. Me gusta mucho Yolanda y la causa lo merece.

    "Esa eres tú, pero todavía no lo sabes..." "escuchó su silencio..." dos expresiones plenas.

    Ojalá encontrásemos , de vez en cuando, alguien que nos indicara que el camino que trazamos no es el correcto.

    Un abrazo grande, Yolanda.

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  3. Me alegro mucho de que te guste este relato, especialmente porque considero que escribir para jóvenes es una tarea de gran responsabilidad y tenía mis dudas.
    Participar en este proyecto me llena de satisfacción y lo cierto es que lo he escrito con el corazón.
    Gracias, Carmen.

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